Si unimos ambos ingredientes, cada uno con sus implicaciones emocionales, personales y sociales, se puede llegar a conseguir un modelo perfecto de comunicación con los demás.
La base de este modelo es muy sencilla, uno de los pilares se asienta en la sinceridad y claridad de la asertividad respecto a sus propias necesidades, y el segundo pilar fundamental, recae en la comprensión y ayuda de la empatía respecto a la escucha activa a los demás.
De esta manera cualquier persona que emplee este modelo para comunicarse con la sociedad, obtendrá los beneficios propios de cada habilidad por separado, sumado a los beneficios de haber establecido una comunicación eficaz, fluida y simbiótica, fruto de la relación entre la empatía y la asertividad.